Durante mis años de estudio y en mis pocas prácticas como docente, siempre he tenido la ilusión de escribir un libro de texto. Sin duda la empresa es ardua. Escribir un libro de texto no es una cosa dada, ni sencilla.
A pesar de vivir en un mundo donde domina la tecnología y las herramientas digitales, sigo creyendo que el libro de texto es una herramienta muy válida y útil en la enseñanza, tanto para el docente como para los alumnos.
¿Es la lección que se construye a partir del libro de texto adoptado, o se crea un libro de texto a partir de la lección? ¿Porque después de años de enseñanza surge la idea de escribir un libro? ¿Porque ensenar y escribir libros son dos caras de una misma medalla?
Estas preguntas son en resultado de un artículo de Raffaella Paggi, directora de escuela secundaria y autora de libros de texto.
Raffaella Paggi empieza a escribir libros de textos en los años ’90 debido a la necesidad de reforma de los viejos libros de gramática que todavía seguían un marco tradicionalista de la enseñanza.
“Molti docenti lamentavano dunque la mancanza di manuali che veicolassero un’altra concezione di lingua, quale strumento per costruire segni e non sistema generativo di segni, e di letteratura, come occasione di incontro con opere, capaci, grazie alla loro bellezza e significatività, di destare l’interesse alla ricerca del senso e di permettere la scoperta della profondità dell’esperienza umana.
Anche immedesimandosi con le esigenze degli studenti, era evidente che i manuali di grammatica in circolazione non erano in grado di dar loro un metodo per operare una indagine linguistica in proprio ma li invitano esclusivamente ad applicare regole in nome della correttezza.”
Paggi afirma que los manuales de gramática non eran capaces de dar a los estudiantes un método para una investigación autónoma, más bien los invitaban a aplicar reglas en nombre de la corrección.
A día de hoy, afortunadamente, los libros de textos han cambiado mucho respecto a los de los años noventa.
También hay que añadir que en los años ’90 las ideas constructivistas empezaban coger fuerza y muchos manuales empezaron a usar el método inductivo, es decir un método que parte de los ejemplos para llegar a las definiciones.
En los mismos anos por iniciativa del Gobierno federal suizo nace la idea de un proyecto que será elaborado por el consejo de Europa y presentado en el 2001: El MCER(Marco Común Europeo de Referencia)
En 2018 se publicó’ en línea inglés y en francés una actualización del MCER con un volumen complementario.
Considero el MCER una herramienta muy valiosa tanto para las programaciones didácticas como para todos los que, como yo, le gustaría aventurase en la redacción de un libro de texto.
El MCER es un marco de referencia de reconocimiento internacional para describir el dominio de un idioma.
En el se establecen 6 niveles de dominio de un idioma extranjero:
Os
“El Consejo propone a todas las
personas que se
ocupan de la organización del aprendizaje de idiomas que basen su trabajo en
las necesidades, las motivaciones, las características y los recursos de los estudiantes.
Esto supone dar respuesta a preguntas como las siguientes:
• ¿Qué tienen que hacer los estudiantes mediante el uso
de la lengua?
• ¿Qué tienen que aprender para poder utilizar la
lengua con el fin de conseguir esos fines?
• ¿Qué les hace querer aprender?
• ¿Qué tipo de personas son (edad, sexo, origen social
y nivel educativo, etc.)?
• ¿Qué conocimientos, destrezas y experiencias tienen
sus profesores?
• ¿Qué acceso tienen a manuales, obras de consulta
(diccionarios, gramáticas, etc.), medios audiovisuales, ordenadores y programas
informáticos?
• ¿De cuánto tiempo disponen o cuánto están dispuestos
a emplear?(MCER,pag.XII)
Otra cosa interesante del MCER son las escalas ilustrativas de descriptores.
Los descriptores se refieren a las tres siguientes metacategorías del esquema descriptivo:
· Actividades Comunicativas: que “puede hacer “el usuario de la lengua en cuanto a la comunicación, interacción y expresión.
· Estrategias: lo que “puede hacer” el usuario de lengua en relación con algunas estrategias empleadas en la realización de actividades comunicativas.
· Competencias Comunicativas: descriptores para cada una de las competencias comunicativas (competencias lingüísticas, competencia sociocultural y competencia pragmática).
Para mi el MCER es un optimo aliado para la organización y elaboración de las unidades didácticas.
Referencias y Citaciones
© 2002 Instituto
Cervantes para la traducción en español.
http://cvc.cervantes.es/obref/marco
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